La atención se centra en el mercado laboral y la inflación en medio de la incertidumbre mundial

El Banco de Inglaterra mantuvo los tipos de interés en el 4,25% el jueves, como se esperaba, haciendo hincapié en los riesgos derivados del debilitamiento del mercado laboral y el aumento de los precios de la energía, en medio de la escalada de tensiones en Oriente Medio.

En una decisión que refleja la actual incertidumbre mundial y la persistente inflación, el Comité de Política Monetaria (CPM) votó 6-3 a favor de mantener los tipos actuales. El subgobernador Dave Ramsden se unió a Swati Dhingra y Alan Taylor para votar a favor de un recorte de 25 puntos básicos.

El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, señaló que “los tipos de interés siguen en una senda gradual a la baja”, al tiempo que subrayó que los responsables políticos no están siguiendo un rumbo preestablecido.

Y añadió: “El mundo es muy impredecible. En el Reino Unido, estamos viendo señales de relajación del mercado laboral, y vigilaremos de cerca cómo afecta esto a la inflación de los precios al consumo.”

Antes de la decisión del jueves, los mercados esperaban que el Banco realizara dos recortes adicionales de un cuarto de punto, con lo que el tipo bajaría al 3,75% en diciembre de 2025.

El banco central reafirmó su orientación anterior de un enfoque “gradual y prudente” de las futuras reducciones de tipos.

En su análisis, el BdE adoptó un tono ligeramente menos pesimista respecto al impacto de los aranceles del ex presidente estadounidense Donald Trump, señalando que podrían ser menos perjudiciales de lo previsto en mayo. Sin embargo, añadió que la actual incertidumbre comercial sigue pesando sobre la economía británica.

Las previsiones de inflación se mantuvieron prácticamente sin cambios para el segundo semestre de 2025, y el BdE prevé que la inflación alcance un máximo del 3,7% en septiembre y se sitúe en promedio ligeramente por debajo del 3,5% durante el resto del año.

El Banco también espera que el PIB británico crezca un 0,25% en el 2T, ligeramente más que sus previsiones de mayo, aunque calificó de débil el impulso de crecimiento subyacente.

Conclusión:

La cautelosa postura del Banco de Inglaterra pone de relieve el delicado equilibrio existente entre el control de la inflación y el apoyo a una economía frágil, ya que las incertidumbres mundiales y nacionales siguen condicionando sus perspectivas de política monetaria.